
El Gobierno de Estados Unidos manifestó su apoyo a la reciente reforma constitucional aprobada en El Salvador, la cual permite la reelección indefinida del presidente. Washington también rechazó que esta medida convierta al país centroamericano en una dictadura, como han señalado sectores críticos.
La postura fue expresada por portavoces oficiales, quienes destacaron que la reforma es una decisión soberana tomada dentro del marco legal salvadoreño. De igual forma, subrayaron que las comparaciones con regímenes autoritarios no reflejan la realidad política actual del país.
El cambio constitucional, que ha generado un intenso debate interno y regional, modifica la interpretación previa de la Carta Magna salvadoreña, abriendo la puerta a que el presidente pueda presentarse a un número ilimitado de mandatos consecutivos.
Mientras organismos internacionales y opositores advierten riesgos para la alternancia democrática, el Gobierno salvadoreño y sus aliados defienden que la reforma responde a la voluntad popular y a un respaldo ciudadano mayoritario.
El pronunciamiento de Estados Unidos marca un giro en la relación bilateral, ya que anteriormente Washington había mostrado reservas frente a la posibilidad de reelecciones consecutivas en la región. Con este respaldo, la administración salvadoreña refuerza su legitimidad internacional en medio de la controversia política.






