
Tegucigalpa, 06 de octubre del 2025. A menos de dos meses para que el Partido Nacional celebre su convención nacional el próximo 30 de noviembre, el partido enfrenta una de sus peores crisis internas en años. Renuncias, fracturas entre liderazgos clave y cruce de desmentidos han puesto en evidencia un deterioro estructural que amenaza con desmoronar su ya debilitada unidad.
En los últimos días, diversas figuras del nacionalismo han manifestado públicamente su rechazo a las decisiones de la cúpula del partido, señalando falta de transparencia, imposiciones y exclusiones de cara al evento que definirá el rumbo político del partido. La tensión escaló cuando se divulgó una supuesta lista de participantes para la convención, la cual fue inmediatamente desmentida por varios líderes regionales y sectores de base.
“Nos quieren imponer una línea sin tomar en cuenta la voluntad de las bases. Esto no es democracia interna, es una dictadura disfrazada”, señaló uno de los dirigentes que prefirió mantenerse en el anonimato.
No obstante, la militancia de este partido se encuentra dividida, varios sectores han amenazado con no participar y ya se registran llamados a una refundación interna.
El 30 de noviembre podría marcar un antes y un después para el Partido Nacional. Lo que debía ser una convención para consolidar liderazgos, podría convertirse en el escenario de un rompimiento definitivo entre las viejas estructuras y los sectores emergentes que claman por renovación.
Mientras tanto, la incertidumbre crece dentro y fuera del partido. Y aunque los nacionalistas han enfrentado crisis en el pasado, esta vez la fractura parece más profunda y peligrosa que nunca.
Lic. Clelia M. Rubí Bueso
Periodista
Prensa Libre Honduras






